I imagined people at breakfast, people who know each other intimately, probably a husband and a wife, speaking in unfinished sentences, in grunts, in coughs, as people do, particularly at that time of day. And I wondered what it would be like to sit down at that kind of dialogue, in which sentences are rarely completed and thoughts are rarely followed up and one person is not really listening closely to another. That’s all I had. And that’s when I began writing - Don Delillo
Thursday, 28 April 2011
EL MUEBLE COMO ANDAMIO
Sabor a tesoro y mentira. Conato de directrices torcidas, al borde del extrarradio no de la ciudad sino de una embestida. Se trata de un océano mal entendido. Presunción de amago de mar. Ola caliente de boca de seno. Esteban que llega a casa y se sienta en el mueble como estructura. El mueble como andamio hecho a base de respaldos. La vejez merodea como turista emboscado detrás de una dirección incorrecta. Se come comida inundada. Se respira como si el aire fuese de fogueo. Como si el vecino y aquel pobre consejero y la marca del vaso en la barra. Sopas Julianas y macarrones con queso. Junto al precipicio, sin postre y sin monedas. El viento y un pueblo llamado Harlow. Frambuesas y grano de avena. Espigas que dejan marca. Cicatrices de natilla de sobre. Inventario de tornillos sueltos. Tempestades de segunda mano y cuerda vocal rota.
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