I imagined people at breakfast, people who know each other intimately, probably a husband and a wife, speaking in unfinished sentences, in grunts, in coughs, as people do, particularly at that time of day. And I wondered what it would be like to sit down at that kind of dialogue, in which sentences are rarely completed and thoughts are rarely followed up and one person is not really listening closely to another. That’s all I had. And that’s when I began writing - Don Delillo
Thursday, 23 June 2011
ALAMBRE DE GAS
En según qué países se ofrecían técnicas para el derrumbe propio, lejía y abrazos de carbón. Por las mañanas minotauros descafeinados, gas en tetra brick, pétalo deshidratado. Se disparaba con pistolas de juguete. De cuando en cuando estaba permitido soñar, sobre todo de lunes a jueves y de 3 a 5. Después de cada sueño quedaban restos de caspa, dolencias cardiacas, dibujo en la rueda. El tacto de sus ojos en noches de luna provocaba granizo y atraco de viento. Resultaba difícil agarrarse a su cintura con tanta gravilla debajo, con tanta dosificación de carácter, tanta pintura roja. Se divisaban tabernas de leyenda y mapamundi. En la serrería se domesticaban erizos de monte y salpicaduras. El jabón no llegaba y el cuello perdido en la gabardina, el implante de luz en el pecho, el silbido circunstancial, y sobre todo esa sonrisa que llovía a pedazos
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