I imagined people at breakfast, people who know each other intimately, probably a husband and a wife, speaking in unfinished sentences, in grunts, in coughs, as people do, particularly at that time of day. And I wondered what it would be like to sit down at that kind of dialogue, in which sentences are rarely completed and thoughts are rarely followed up and one person is not really listening closely to another. That’s all I had. And that’s when I began writing - Don Delillo
Friday, 24 June 2011
DESCOSIENDO A SANDRA
Un embargo de beso roto, de orgasmo adyacente, de respiración que no funciona. En sus posturas no se adivinaban válvulas de escape o panfletos con instrucciones a seguir en caso de muerte súbita. Su piel estaba garabateada de circunferencia de pluma blanca y respiración tantas veces desasistida. Cuando Sandra cesaba surgía un parpadeo de abucheo de nube desfigurada. Su aliento era ligero y pesado como un martillo de polvo. El precio a pagar por su presencia eran machetazos de ansiedad y rayo cósmico. Después del beso le brotaban a uno marcas de nacimiento, siglos pasados, llanura gélida e inmortalidad limitada
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