I imagined people at breakfast, people who know each other intimately, probably a husband and a wife, speaking in unfinished sentences, in grunts, in coughs, as people do, particularly at that time of day. And I wondered what it would be like to sit down at that kind of dialogue, in which sentences are rarely completed and thoughts are rarely followed up and one person is not really listening closely to another. That’s all I had. And that’s when I began writing - Don Delillo
Wednesday, 11 May 2011
MIRANDO A PIERNA CAMBIADA
Agazapado detrás de una tecla de piano. Sin intención de vender. Ella que mira con ojos translucidos, como gota de resina, sin instrucciones de uso, lo mismo que madame Leoni y las cartucheras y tanta mordaza, tanta reunión de presa de caza, de felinos en huelga, de cartuchos verdes, de pierna cambiada. El piano de cola se quema. El murmullo cortado con sierra. Nos alegraba saber que en realidad no era ella, sino su armadura, especie de lata en conserva, jubilación de cocodrilo y gato persa, antiguo reflejo esmeralda, de albahaca. Cascando nueces al sol, de tarde, de suvenir in-crescendo, tiempos de guerras. Había una especie de necesidad de substituir enemigos. Se llevaban a cabo asaltos no de bancos sino de estados de ánimo, de manos izquierdas. Allí donde hay propensión al batido de fresa. Se dice que tormenta o estanque sucio. Signos del zodiaco y jalea real, bronquitis aguda en los dedos del pie, martes sin lapidación de verbos compuestos. Ella que mira como quien construye tejidos
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