Sunday 12 January 2014

Hace falta follarse a la Doctora Erikson

Uno había acudido a la cita con la Doctora Erikson sin muchas pretensiones. La mujer ha venido después de haberse tirado siete años en Linköping University. Uno acude a la cita en un café de la Calle Escribanos, en frente de León Felipe, en la parte que hace esquina con Guillermo III, justo a la altura de Alfombras Miguel, pared con pared con el Bar los 3 Toneles donde los huevos rotos vienen sin foie y donde Enriqueta y Julia Mari se dejaron una vez el bolso y donde nunca jamás tocó la lotería. Uno acude a la cita con la Doctora Erikson sin muchas pretensiones, sin obsesionarse con sus piernas, sin dejarse embaucar por esos ojos azules que son mitad azul mitad marfil y que de cuando en cuando parecen transparentes, ojos de acuario, de piscina, y de ahí a no aguantarle mucho la mirada, pedir dos cañas pese a que son las once y cuarenta y cinco y uno siempre ha tenido la manía de no beber alcohol hasta que sean las doce. La Doctora Erikson se viste de manera infantil, lleva calcetines y falda a cuadros. Se sienta y se cruza de piernas y las Nike Air lucen en su pie derecho que queda colgando al aire, debajo de la mesa. El camarero trae las cañas y unas olivas y luego el sol empieza a pegar de lleno en la terraza del Café Robles y hace falta mover las sillas, corregir la postura, sentarse de espaldas al sol. La Doctora Erikson acaba de recibir un email en su BlackBerry. Yo le estaba contando que últimamente me encuentro mejor, aunque el principal problema persiste, creo estar algo mejor. Me sigo dejando los sueños a medias pero por lo menos la espalda ya no me duele.
Más que la cura lo que uno busca es follarse a la Doctora Erikson. Follársela pero no de manera egoísta, no por lo carnal, ni mucho menos. Follársela por lo que ello representaría, por lo anímico del asunto, por lo de las expectativas y la ansiedad esa que siempre asalta al mediodía y porque hace falta llegar a fin de mes

Guillermina tiene Jet Lag (una canción de primavera)

Crímenes Ortega se plantea la lotería como una posibilidad desatascadora de cash-flow y letras a 90 días. Hace falta primar a los señores ejecutivos para que se compren sus trajes Ferragamo y sus corbatas indias y se tomen sus brunches en la terraza de uno de esos cafés en mitad de un parque con estanque y barcas alquiladas y carrito de los helados. Hace falta olvidarse de la caja aquella de aspirinas que compramos en amazon.co.uk y que según el tracking device ha salido ya del puerto de la China. Mientras tanto es necesario concentrarse en la gente que pasa por la calle. Desviar la mirada a otras cabezas que a su vez soporten dolores de cabeza y así desinflar un poco el nuestro. Manuelita, la hija de Doña Paca, la del tercero derecha, ha empezado un curso de magia por correspondencia, brujería, y según ella parece que funciona. El otro día y sin quererlo, fue capaz de freír dos huevos así porque sí, sin proponérselo, y luego vino Don Enrique y no se imaginan ustedes lo contento que se puso. A Don Enrique lo que más le gusta es la caza del zorro, al modo inglés. Y de ahí a sus domingos por la mañana galopando por los campos de Castilla en busca de un zorro que solo existe en la memoria colectiva. A Guillermina en cambio lo que le va es la ropa de moda, la alta costura, Milán, París. Le gusta merodear por la casa llevándose la mano a la cabeza y jugando a tener jet-lag. Guillermina tiene siete años aunque no los aparenta. Le gusta el té sin azúcar

Monday 6 January 2014

Achicoria Eko

Jacinto no está pasando por un buen momento. Lleva meses jodido. Desde que dejó la finca y se mudó al barrio le cuesta arrancar. A mí el campo me va como a cualquiera, lo justo. Pero esto es otra cosa, se explica Jacinto de mala gana mientras culea en la silla de plástico azul. Esto es otra cosa. Allí en la finca desayunábamos todos días Eko, achicoria en vez de café. Uno lo prueba y no es lo mismo y se queda así con la madalena en la mano, pensando que un Nescafé sería lo suyo, pero algo pasa, los perros que no paran de ladrar, el ruido ese que hace el campo, el viento que corre, el ensanchamiento de la tierra, los trigales, algún gallo, y de ahí a la achicoria que ya no sabe tan mal, que le pega al paisaje, a la finca, a los tres dálmatas, a Marisa quien lleva quien sabe cuánto sin follar. Pero mire usted, dice Jacinto. La silla esta me está dejando el culo como una piedra. Una silla de plástico azul, con patas de metal, color negro. Estas cosas no ayudan a mejorar el estado de las personas, los pequeños detalles. Aquí no hay mucho que hacer. Yo me paseo por la plaza del Pilar, sabe usted. Me doy vueltas y busco oportunidades y pienso en Marisa quien sigue en la finca y tiene carrera de abogado y unas piernas bonitas y se levanta todo días a las 5 de la mañana y ordeña las vacas. Yo nunca le dije nada. Nunca le propuse nada. Y lo mismo es eso lo que me corroe por dentro. Aquí en el barrio es todo distinto. Está Miko que de cuando en cuando me da masajes, ya lo sé. Pero Miko vive en otra galaxia. Miko es distinta a las demás. A Miko hasta le he llegao a decir lo del encargo, con pelos y señales, pese a lo mucho que me advirtió Ortega de que sobre el trabajo no podía largar palabra hasta que estuviese terminado, por si acaso se enteraba el muerto en cuestión, sabe usted, pero bueno, que eso, que esto no es lo mismo, y que aunque yo eche de menos a Marisa y la finca, aunque esté jodido por dentro, la vida es así, y está silla me está dejando el culo duro y frio, y que ya que usted me está haciendo este documental pues que lo mismo nos podíamos pasar ahí en frente, al Toni, y pedir unas gambas cocidas, copón

Friday 3 January 2014

José Luís, el técnico

Esto viene a cuento por lo del conflicto y las señas de identidad de cada uno y porque José Luís, el técnico, escribió desde Madrid para que nos pusiéramos en contacto. Aquí de momento las cosas no andan tan mal como uno pudiera imaginar. Violeta no ha llegado a cumplir los 8 años. Lo que en su día fue el garaje aquel que teníamos en la parte de atrás del corral es ahora una piscifactoría. Combinamos las doradas con el pez pequeño común, el pez ese que no es de raza. Por las tardes seguimos empeñándonos en Chopin igual que en la primavera del 95 cuando Julita y tus tíos vinieron a vernos. De cuando en cuando a Faustino le sigue dando por hacer el festival de baile en saco ese que tú ganaste una vez. Por la mañanas sigue haciendo un frío de cojones. Añoramos el mediterráneo, las puestos de pollos asados, el olor ese a aceite usado que tienen los mediodías allí. Yo echo de menos el sonido de los aparatos de aire acondicionado. Bueno, nada más. Ya me despido. Un abrazo de Julita y los niños. Jacobo dice que te envía un dibujo por correo. Es un Picasso pero falso, me dice que te diga

Thursday 2 January 2014

El Mensaje del Rey

A mí me gustaría que dijese que su color favorito es el azul y que más allá de la monarquía a él lo que le apasiona es la fontanería, la composición de banderillas clásicas, la gamba gabardina, hacer cálculos mentales inútiles, chupar terrones de azúcar, la humedad de la baba en el almohadón, tirar dos veces de la cadena… etc