Sunday 27 April 2008

Yo hoy no puedo .....

Luis se negaba a la vida, como quien rechaza una copa de coganc malo .... buscando excusas accesorias , perifrasis de lo evidente.... Poco a poco se encerraba en un mundo cada vez más pequeño más egocéntrico.... Y todo esto sucedía sin pausa pero sin prisas . Un "yo hoy no puedo", un largo "noooooo" de oes suspendidas en el aire con aire de ausencia, de quizás mañana ...

Hasta que de pronto la vida despertó ....una mala digestión de una cena pesada .... una coincidencia en un viaje de trabajo ... un momento de duda.

Ni siquiera él lo sabia con certeza lo único que tenia claro es que ahora todo lo que le rodeaba antes gris ahora brillaba con luz propia , casi le dolia tener los ojos abiertos .... no dudo en arrancárselos no tenia ninguna que ese repentino despertar solo era un accidente en una tranquila existencia

Simply words like i love you .... drink my blood like a glass of wine

Wednesday 9 April 2008

MARCELO EL VIDENTE

No hay en este mundo nada más espantoso que tener el don de poder vislumbrar, en un instante, acciones que sucederán en el futuro más cercano. A mí nunca me había pasado. Nunca pensé que fuera una persona más sensible de lo normal. Es más, siempre me pareció lo contrario, siempre creí que mi cuerpo era un armazón que no dejaba entrar ni salir cualquier vestigio emocional o psíquico. Yo siempre había pensado ser un chico de piedra, de rodillas puntiagudas, de codos duros, raspados. Hasta que el otro día, cuando salí del trabajo para ir a comer, conducía por la carretera que llevaba a Ashford, y al cruzarme con aquel autobús y distinguir perfectamente la cara con todos sus rasgos del conductor del mismo, el corazón se me vació por dentro, y desde entonces y hasta el accidente, no pude dejar de mirar por el espejo retrovisor como ese autobús se desplazaba hacia el fatalismo.
Lo espantoso del hecho no tiene nada que ver con la impotencia que siente uno al saber que algo horrible va a suceder y nada puede hacer al respecto. Esto no tiene nada que ver con historias de héroes que se derrumban cuando no salvan a la chica en el último segundo, no. Lo que yo siento cuando en el paréntesis de un segundo vislumbro una fatalidad que está a punto de ocurrir, es más que nada miedo en estado puro. Simple y llanamente miedo. El miedo que no tiene forma, el horror que hierve en el pecho, el vómito de siniestro, el apagón en las entrañas. Es un miedo tan inexplicable como inexplicable es el don de poder ver lo que va a suceder a la vuelta de la esquina.
Cuando divisé a lo lejos al autobús circulando en dirección contraria a la mía, ya supe sin saber que algo no estaba bien del todo. Habían coches circulando delante del mismo pero yo solo veía al autobús. Un autobús viejo, conducido por alguien que rondaría los 30. Un autobús rojo y blanco que circulaba sin llamar la atención de nadie excepto la mía. Cuando pasó a mi lado, algo hizo que mis entrañas se tambaleasen, y fue como si toda la energía que yo poseía en ese momento, se fuese con el esfuerzo de la visión. Y es una visión que ni siquiera es visión en sí. Porque yo no ví el accidente con todo tipo de detalles. No se ve el hecho que va a suceder como si uno estuviese viendo una imagen filmada, no. Yo presiento que algo espantoso va a suceder, y en el momento en que aquel autobús pasó en dirección contraria a la mía, supe que ese algo que iba a suceder iba a ser un accidente. Cuando el autobús se cruzó conmigo, entonces si que pude ver con nitidez el rostro del conductor. Vi su cara despreocupada, sus arrugas, el deje de su piel, su frente despoblada, y luego pasó. Pasó y entonces concentré mi mirada en el espejo retrovisor por el cual ahora vislumbraba la parte trasera del mismo, alejándose de mí, y acercándose al fatalismo.
Pasaron cuatro horas hasta que desperté en el hospital. La policía me dijo que había sufrido un accidente espantoso y que me había salvado de milagro. Aparentemente, el hecho de haberme quedado pasmado mirando por el retrovisor a aquel autobús, había provocado que me saliese de la carretera y chocase violentamente contra la esquina de una casa. Pregunté por el autobús y nadie sabía nada de ningún accidente.

SALCHICHAS DE POLLO - RESTOS

Yo encuentro, y a veces me lastimo, y desoyendo el refrán que se labra en mi envejecer, me desdoblo y las palabras sufren una especie de metástasis, cogen frío y se mudan de ropa. Se cambia de calor, se tuercen, y a veces es el eco de la gente el que me hace saltar de la silla de madera. Los pasos por la calle mojada, las pisadas de barro, los cartuchos calientes, el run run del pueblo, los ojos de la ciudad, el sabor a tabaco y mentira.

LAS MINAS DEL REY SALOMON II

....es por ello que me supo fatal que Antonio llamase para decir que el tesoro de las minas del Rey Salomón no cabía en el garaje de su casa. Hacía una semana, estando en Estocolmo, habíamos hecho el cubicaje del mismo y sobre el papel cabía de sobra. Luego resultó que las medidas que nos había dado no eran del todo correctas ya que estaban sacadas de unos planos viejos en los que no se había hecho constatar unas reformas que dividieron el antiguo garaje en dos estancias. Era por ello lo de mi enfado. Por ello y por saber que a Adriana no le iba a hace ninguna gracia el que yo tuviera que meter dos de los cofres del tesoro en nuestra casa. Y eso que Adriana es una mujer apasionada. Es una mujer de bostezo pequeño y labio circunstancial. Me quiere y yo la quiero a ella. Y cuando hablo de querer hablo de amor del de verdad. Amor con instrucciones, amor con pruebas, amor demostrable. Nada que ver con el amor frente a la posibilidad de una soledad o una vida sin Maria de. Adriana y yo compartimos un amor maduro que va más allá del compartir. Y eso que a ella le fastidia de sobremanera que yo utilice el adjetivo maduro. No le gusta del mismo modo que no le gusta la idea de que yo quiera subir al diván dos baúles llenos de metales preciosos. Y a mí me revienta hacer enfadar a Adriana.
Pese a ello, en el garaje de Antonio solo pudimos meter 4 cofres, 5 estatuas, 14 lanzas de oro, y dos altares. El resto lo tuvimos que dividir entre el diván de mi casa y la bodega de Marcos. Yo me llevaría los dos cofres restantes y Marcos las dos ollas gigantes.
El hecho de que Adriana no se encontrase muy bien no ayudó a la hora de convencerla de que tenía que subir dos cofres llenos de metales preciosos al diván. Además, me dijo que los tesoros incomodaban, que ocupaban mucho sitio y eran difíciles de guardar, y además, cada vez que uno iba al teatro, al cine o tomar algo era imposible disfrutar porque siempre se andaba con el alma en vilo pensando en que alguien te iba a robar el tesoro. Los tesoros incomodan, me repitió varias veces a la vez que ponía la cafetera, o se sentaba en la hamaca, o se quedaba de pié mirando sin dirección concreta, mirando sin mirar y retorciéndose cualquiera de sus tirabuzones. Me dijo también que cuando era pequeña y veía alguna película de piratas en la que se encontraba algún tesoro, ella se preocupaba mucho porque pensaba en los problemas logísticos que iba a conllevar el traslado del mismo desde una isla perdida del caribe hasta la tierra patria de los aventureros que lo habían encontrado. Y además la falta de seguridad, las casas en aquellos tiempos apenas tenían cerraduras de garantías, y luego estaba el problema de que los marineros no sabían mantener la boca cerrada y seguro que lo andarían contando de taberna en taberna, que fulano de tal había encontrado un tesoro en la isla de cual, porque él mismo había ayudado en la extracción del mismo, y que bien que nos vendrían ahora unas cuantas monedas de oro a repartir entre todos, y mira que si asaltamos la casa del señorito y arramblamos con todo, y del dicho al hecho había un plis plas, y entonces se echaban puertas abajo y se asestaban cuchilladas asesinas, y ya ves, todo por encontrar un tesoro, los tesoros incomodan, repitió, entonces incomodaban porque no existían los bancos y las casas no eran como las de hoy, y lo mismo incomodan ahora porque uno siempre anda con miedo a perder lo que tanto le costó. “Pero tampoco nos costó tanto”, argumenté yo. Además, el hecho de poseer el tesoro de las minas del Rey Salomón, para mí era una inversión, no una posesión material. Para mí era algo vivo, algo que iba a crecer, algo que se iba a convertir en otro algo, y no un objeto de codicia. Y además de una inversión, estaba la curiosidad que tanto Antonio, Marcos y yo, compartíamos por descubrir el qué pasaría cuando se compra un tesoro. Que pasaría con la teoría de que una vez encontrado el tesoro la vida ya no tiene sentido porque el sentido de la misma era el camino? Que pasaría con el y ahora qué? Que hace un buscador de tesoros una vez que ha encontrado su tesoro? Busca otro? O disfruta del mismo? Sería un buscador de tesoros capaz de disfrutar de un tesoro encontrado, o mataba el fin la historia posterior? Qué pasaba después del fin? O mejor dicho, que pasaría si la historia comenzase desde el final? Esa era una de las razones por las que habíamos comprado el tesoro. Queríamos empezar la historia al revés, y para ello que mejor que comprar el tesoro de las Minas del Rey Salomón directamente y comprar con ello también todo e esfuerzo llevado a cabo por Sir Henry, Quatermain y el Capitán Good.

Thursday 3 April 2008

PEQUEÑO PASO


Aquí empieza la vida de este blog ....

Estupendo invento el de la salchicha de pollo no tan genial como el sandwich.... pero igualmente valios




Breve recomendación literaria:
Podéis encontrar la biografía del conde de Sándwich(  inventor del sandwich ), en el libro "Como acabar de una vez por todas con la cultura,Woody Allen"


Sus contactos con los embutidos, la acusación de robar pan para realizar experimentos antinaturales con él, tres años de estudio del queso...Vivimos con él su primer fracaso: dos trozos de pan y encima de ellos una loncha de pavo, años más tarde, vuelve a fracasar con dos trozos de pavo con una rebanada de pan en medio.El cambio del pavo por el jamón es debido a los problemas económicos que sufre a causa de los fracasos.Acabará inventando el sándwich tal como lo conocemos e incluso años más tarde creará la hamburguesa.