Wednesday 9 April 2008

LAS MINAS DEL REY SALOMON II

....es por ello que me supo fatal que Antonio llamase para decir que el tesoro de las minas del Rey Salomón no cabía en el garaje de su casa. Hacía una semana, estando en Estocolmo, habíamos hecho el cubicaje del mismo y sobre el papel cabía de sobra. Luego resultó que las medidas que nos había dado no eran del todo correctas ya que estaban sacadas de unos planos viejos en los que no se había hecho constatar unas reformas que dividieron el antiguo garaje en dos estancias. Era por ello lo de mi enfado. Por ello y por saber que a Adriana no le iba a hace ninguna gracia el que yo tuviera que meter dos de los cofres del tesoro en nuestra casa. Y eso que Adriana es una mujer apasionada. Es una mujer de bostezo pequeño y labio circunstancial. Me quiere y yo la quiero a ella. Y cuando hablo de querer hablo de amor del de verdad. Amor con instrucciones, amor con pruebas, amor demostrable. Nada que ver con el amor frente a la posibilidad de una soledad o una vida sin Maria de. Adriana y yo compartimos un amor maduro que va más allá del compartir. Y eso que a ella le fastidia de sobremanera que yo utilice el adjetivo maduro. No le gusta del mismo modo que no le gusta la idea de que yo quiera subir al diván dos baúles llenos de metales preciosos. Y a mí me revienta hacer enfadar a Adriana.
Pese a ello, en el garaje de Antonio solo pudimos meter 4 cofres, 5 estatuas, 14 lanzas de oro, y dos altares. El resto lo tuvimos que dividir entre el diván de mi casa y la bodega de Marcos. Yo me llevaría los dos cofres restantes y Marcos las dos ollas gigantes.
El hecho de que Adriana no se encontrase muy bien no ayudó a la hora de convencerla de que tenía que subir dos cofres llenos de metales preciosos al diván. Además, me dijo que los tesoros incomodaban, que ocupaban mucho sitio y eran difíciles de guardar, y además, cada vez que uno iba al teatro, al cine o tomar algo era imposible disfrutar porque siempre se andaba con el alma en vilo pensando en que alguien te iba a robar el tesoro. Los tesoros incomodan, me repitió varias veces a la vez que ponía la cafetera, o se sentaba en la hamaca, o se quedaba de pié mirando sin dirección concreta, mirando sin mirar y retorciéndose cualquiera de sus tirabuzones. Me dijo también que cuando era pequeña y veía alguna película de piratas en la que se encontraba algún tesoro, ella se preocupaba mucho porque pensaba en los problemas logísticos que iba a conllevar el traslado del mismo desde una isla perdida del caribe hasta la tierra patria de los aventureros que lo habían encontrado. Y además la falta de seguridad, las casas en aquellos tiempos apenas tenían cerraduras de garantías, y luego estaba el problema de que los marineros no sabían mantener la boca cerrada y seguro que lo andarían contando de taberna en taberna, que fulano de tal había encontrado un tesoro en la isla de cual, porque él mismo había ayudado en la extracción del mismo, y que bien que nos vendrían ahora unas cuantas monedas de oro a repartir entre todos, y mira que si asaltamos la casa del señorito y arramblamos con todo, y del dicho al hecho había un plis plas, y entonces se echaban puertas abajo y se asestaban cuchilladas asesinas, y ya ves, todo por encontrar un tesoro, los tesoros incomodan, repitió, entonces incomodaban porque no existían los bancos y las casas no eran como las de hoy, y lo mismo incomodan ahora porque uno siempre anda con miedo a perder lo que tanto le costó. “Pero tampoco nos costó tanto”, argumenté yo. Además, el hecho de poseer el tesoro de las minas del Rey Salomón, para mí era una inversión, no una posesión material. Para mí era algo vivo, algo que iba a crecer, algo que se iba a convertir en otro algo, y no un objeto de codicia. Y además de una inversión, estaba la curiosidad que tanto Antonio, Marcos y yo, compartíamos por descubrir el qué pasaría cuando se compra un tesoro. Que pasaría con la teoría de que una vez encontrado el tesoro la vida ya no tiene sentido porque el sentido de la misma era el camino? Que pasaría con el y ahora qué? Que hace un buscador de tesoros una vez que ha encontrado su tesoro? Busca otro? O disfruta del mismo? Sería un buscador de tesoros capaz de disfrutar de un tesoro encontrado, o mataba el fin la historia posterior? Qué pasaba después del fin? O mejor dicho, que pasaría si la historia comenzase desde el final? Esa era una de las razones por las que habíamos comprado el tesoro. Queríamos empezar la historia al revés, y para ello que mejor que comprar el tesoro de las Minas del Rey Salomón directamente y comprar con ello también todo e esfuerzo llevado a cabo por Sir Henry, Quatermain y el Capitán Good.

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