Wednesday 21 October 2015

En la sede de Salchichas de Pollo Inc, a día de hoy (21-Oct-2015), se vería con buenos ojos la propuesta de publicar un thriller que llevara de título: Digital Banking. Quien se tenga que dar por aludido que se dé. Genaro, pon la de November Rain, haz el favor.

Sunday 18 October 2015

Cartas a Anita Dupont I



Anita Dupont
Café El Espejo
Paseo de Recoletos, 31
28004 Madrid, Spain

Anita:

Te escribo desde un apartamento en Bucarest, en la Calle Eugeniu Carada. Dos calles más abajo han abierto un pub irlandés donde comer salchichas con puré. Tienen siempre el mismo menú. Echo de menos los bares aquellos de Badalona donde comíamos por tan poco dinero y donde cada día daban una cosa distinta. Echo de menos el olor a cocina de colegio de aquellos bares. En el pub irlandés uno puede comer salchicha con puré todos los días y la cocina no huele a nada. Las salchichas son muy buenas. Y las camareras. Supongo que aquí también habrá bares de menú como los de Badalona pero entre no hablar rumano y la mucha pereza que me da avanzar más allá de las tres o cuatro calles que rodean el apartamento en el que vivo…

Desconozco si esta carta te llegará. En el consulado me dijeron que con la guerra de por medio lo mejor era enviar correspondencia a cualquier café de la ciudad preferida y dejar que el destino empuje su curso.

Aquí de momento nadie se ha puesto a tirar bombas. Yo apenas salgo del cuarto. Voy por la página novecientos y pico del Quinteto de Avignon de Durrell. Lo mejor del libro está entre la 600 y la 700. Hay un diálogo que me gusta mucho y que creo subrayé pero no encuentro. Debería hacerme una especie de índice de lo que subrayo para luego poder encontrarlo. Es un diálogo entre dos amigos. Uno le dice al otro que cuando acabe la guerra se va a ir a viajar por el mundo. El otro contesta: ¿Qué mundo?

He conocido a una chica que no subraya nunca en los libros. Se llama Veroniq, así con q al final, sin ue después de la q. Veroniq, de pecho generoso y gran disposición. Besa mal. Besa como si estuviera fumando tabaco. Me limpia el apartamento y me dice que le recuerdo al Principe Vlad III de Valaquia, Vlad el Empalador, por estar aquí todo el día encerrado sin apenas ver la luz del día. Claro que el Principe Vlad no estaba todo el día encerrado ni se pasaba los días en un ataúd. Anita, ¿te acuerdas lo que nos reíamos con el cuento aquel de Woody Allen sobre el Conde Drácula cuando salía un día por error, porque había eclipse, y luego salía el sol y le pillaba en casa del alcalde o del panadero y se encerraba en un armario y le decían; ay que ver lo gracioso que es usted Conde Dracula, te acuerdas? Yo me acuerdo del cuento pero no del final. De los finales casi nunca me acuerdo. Ni de cuentos, ni de novelas, ni de películas… harto raro si uno se para a pensarlo.

En el aparato de música pongo mucho El Último de la Fila, sobre todo Insurrección. Estoy enganchado a la canción. Cuando la escucho no sé muy bien si me hace feliz o triste. Me recuerda mucho a ti y eso tampoco sé si es bueno. Tú y yo cogiendo el autobús aquel que nos sacaba de Madrid, que nos llevaba a no sé qué barrio donde nos bajábamos en la última parada y luego andábamos como trescientos metros o así, haciendo muchos zig-zags hasta que llegábamos a la última calle de Madrid donde después de un edificio ya no había más ciudad sino campos y solares y cielo azul.

Anita, en el consulado me han dicho que allí tampoco saben cuándo va a acabar la guerra. A mí me gustaría mucho proponerte que cuando termine tal vez podríamos encontrarnos e irnos los dos por ahí a ver mundo pero no te lo propongo por miedo a que me digas como el personaje de Durrel; ¿qué mundo?

Siempre tuyo

Gabriel