I imagined people at breakfast, people who know each other intimately, probably a husband and a wife, speaking in unfinished sentences, in grunts, in coughs, as people do, particularly at that time of day. And I wondered what it would be like to sit down at that kind of dialogue, in which sentences are rarely completed and thoughts are rarely followed up and one person is not really listening closely to another. That’s all I had. And that’s when I began writing - Don Delillo
Friday 16 November 2012
EL MATRIMONIO ETCETERA
De donde se obliga a dos personas a casarse para estudiar respuestas a diversos estímulos y poder aplicar cierto tipo de medicamentos. Se les obliga a casarse y se les administra, cada cuatro horas, pastillas que agrandan la dependencia y el desasosiego, que fuerzan según qué tipo de carencias en la relación. Luego a las dos de la tarde uno levanta la voz y el otro necesita zanjar una conversación a base de gritos afirmativos y gestos (con la mano) tajantes. Luego se van a la cama y se les da pastillas para que no sólo compartan sábanas y población sino también desvarío y verticalidad. Por las mañanas se les da zumo de naranja y rosquillas de anís y luego se les entrega un manuscrito en el que se describe lo que será de ellos dentro de cinco años. Ella dice que echa de menos a sus padres no como tales sino la simplicidad de los ocho años y lo sencillo que resultaba entonces emocionarse, la tarta de galletas, los dobladillos en la ropa, los zapatos de charol, la procesión, la ropa de domingo, Carlos que la miraba de reojo desde el banco de los chicos
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