Wednesday 28 May 2008

Y DE HOY NI HABLAMOS

SOBRE LA MANERA DE SER DE MARCELO EL VIDENTE

De Marcelo solo se podía hablar en tercera persona. Su terquedad y su gusto por las pausas antes y después de cada frase recitada hacían de él un tipo del que sólo se podía hablar en tercera persona. No le gustaban los coches, ni siquiera los de carreras, era de andar repentino y de horario fijo. Lo primero que manifestó a su enfermera tras haber despertado del coma y haber sabido que ningún autobús había sufrido ningún accidente, fue que el accidente lo vio claramente y lo predijo, pero que lo que no vio tan claramente fue la víctima del mismo. Los poderes de ver el futuro los tenía, lo que pasa es que había que depurarlos, pero cómo depurarlos? Como se hacía eso? Como podía saber él, un tipo normal y corriente, como depurar una virtud como la que poseía. Adonde ir cuando uno sabe que puede leer en el más allá pero necesita perfeccionar sus técnicas de lectura? Acaso existían escuelas para videntes? Sería cuestión de mirarlo, pero seguro que sí, a estas alturas por haber había de todo. Podría mirarlo en las Páginas Amarillas. Acercarse a un bar, pedir un café expesso, especialmente después de haber estado dos semanas privado del mismo durante la estancia en el hospital, pedir también un cognac, y buscar en el listín el número de algún tipo de academia donde y bajo la supervisión de un maestro aventajado poder profundizar y perfeccionar en el arte de la predicción.

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