Sunday 13 July 2008

QUE HACER CON UN TESORO (APARTE DE)

Cuando no se sabe qué hacer con un tesoro, uno se aburre y al final se acaba usando ese tesoro para cosas absurdamente prácticas. Una de las ollas que Marcos guardaba en su garaje acabó en el cuarto de baño haciendo las veces de cajón donde poner la ropa sucia. Las lanzas acabaron de barras donde sujetar cortinas. Antonio dijo que creía que las lanzas le daban suerte. Marcos dijo que también quería guardar alguna lanza en su casa, no porque creyese en la idea de Antonio de que realmente daban suerte sino como arma de defensa ante el posible ataque de cualquier ladrón potencial. De ese modo, si aparecía un caco en mitad del pasillo, a las dos de la noche, con la única intención de robar el tesoro, Marcos lo aprehendería con la lanza y de ese modo el caco sería ejecutado por aquello mismo que buscaba, el tesoro. Marcos creía que era una metáfora preciosa. Aquello que buscaba es lo que realmente le terminó matando. Lo mismo que si alguien fuera detrás de una serpiente pitón, al final la encuentra, se arma un alborozo, se abrazan, y tanto se abrazan hasta que el tipo acaba asfixiado y engullido por el reptil. “Viene a robar el tesoro y yo lo mato con una lanza que es parte del tesoro”, nos decía Marcos con cara del que ha tenido una gran ocurrencia. “No os dais cuenta, aquello mismo que busca es lo que le va a matar”, decía Marcos mientras Antonio yo jugábamos a las cartas usando como mesa y tapete uno de los altares del tesoro.
_Yo creo que si hubiéramos comprado el Tesoro de Rackman el Rojo nos hubiese ido mucho mejor, dijo Antonio justo después de suspirar y quejarse de sus malas cartas mientras barajaba y yo ponía la cafetera. El tesoro de Rackman el Rojo es mas vendible, opinaba Antonio. Mas cercano a la gente, más comercial si se quería.
_Comercial es precisamente lo que no buscamos, objetó Marcos. El haber comprado algo más comercial hubiese ido totalmente en contra de la idea básica del proyecto de la compra del tesoro como necesidad existencial, y no comercial. Se compraba un tesoro como el que se compra un manual de instrucciones para respirar, refutaba Marcos.

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