Friday 26 April 2013

La forma con la que el personaje se rasca el brazo si es que le llega a picar alguna vez durante las 300 páginas que dura el libro

María José Carrasco está escribiendo un libro sobre un tal Anatoli Kirillov quien entre otras cosas es capaz de leer los pensamientos de la gente. Bueno, no tanto los pensamientos como los deseos. Maria José Carrasco tiene escrito lo que es la mera acción del libro. Anatoli le dice a su hermana que su marido, el cuñao de Anatoli, en secreto desea con locura a la vecina de ambos. Esto causa estragos en la relación. El libro de Maria José Carrasco también habla del divorcio de la hermana una vez conocidos los deseos de su esposo y de las amenazas de muerte a Anatoli por parte del cuñado quien jura y perjura que él no desea a nadie más que a la ahora su ex-mujer y que no entiende como ella le puede hacer caso al tarao de Anatoli quien por no tener no tiene ni trabajo ya que es demasiado estúpido como para clavar un clavo.

María José Carrasco ha escenificado la historia en Togliatti, provincia de Samara, Rusia. Cuenta como tras el divorcio, el cuñado intenta por todos los medios de convencer a Anatoli para que rectifique de su visión y le diga a su hermana que todo ha sido un error y que el cuñado en realidad no desea a la vecina de enfrente. A todo esto la vecina de enfrente se entera de todo y no solo ella sino también su esposo, excampeón de boxeo del peso welter de la provincia de Samara, quien tras saber del escándalo propina una paliza al cuñado y le amenaza con no volver a acercarse jamás por el vecindario

María José Carrasco ha escrito la historia como narrador omnisciente, con el don de la ubicuidad, dominando la totalidad de la narración y pareciendo saber lo que va a ocurrir en el futuro y lo que ocurrió en el pasado; utiliza la tercera persona del singular

María José Carrasco tiene una amiga que trabaja para la Editorial Planeta quien vive en Barcelona y comparte piso con un gato pardo. La amiga de María José ha tenido el privilegio de leer parte de la historia, la ha compartido con gente del trabajo, y tanto ha gustado que uno de los jefes se ha interesado y ha hecho llegar una oferta por el manuscrito. La cifra ofrecida se desconoce. La amiga de María José le cuenta que además del interés por publicar el libro, le da que alguien estaría también interesado en convertirlo en película y que es posible que le ofrezcan dinero a su vez por los derechos cinematográficos

María José Carrasco se toma las noticias con sorpresa, júbilo y satisfacción desbordante. Esto se lo dicen por teléfono, a través del móvil, cuando se dirigía a un estanco a echar la Primitiva. María José pasa unos días encerrada en casa trabajando en la novela. La historia y gran parte de la acción están terminadas, sólo le falta el relleno que han de llevar los diálogos y los antes y despueses de las acciones. Le falta la materia oscura de la novela. Describir cómo hablan los personajes, cómo andan, cómo se sientan en una silla, qué tono de voz usan al llamar a alguien por su nombre. María José se atasca de mala manera con todo esto. No le sale. Piensa en los personajes, trata de meterse debajo de la piel de los mismos, se pone en sus circunstancias. Sigue sin salirle y es por ello que se sube a un autobús y se marcha a la sierra al apartamento de otra amiga con la esperanza de que en plena naturaleza consiga la inspiración necesaria. Tras dos días en la sierra la materia oscura de los personajes comienza a llegarle. Entusiasmada por el desatasco, se pasa horas enteras delante del ordenador. Avanza de forma sorprendente. Pasada una semana calcula que un día más y el libro quedará terminado. El última día, cuando apenas le quedan unas horas por terminar, vuelve a atascarse esta vez con algo muy concreto. Sabe que Anatoli es una persona a la que muy de vez en cuando le entran picores y sin embargo no consigue descifrar la manera exacta con la que éste se rasca el brazo. Por no saber, María José no sabe siquiera si Anatoli es un tipo que descuida el cortarse las uñas o si se las come. Dependiendo de lo uno o lo otro será un tipo de rascado distinto. Con uñas largas hace falta presionar menos y se rasca de manera más focal. Tampoco sabe si es de las personas que se rascan en marcha, mientras hacen algo, o si es de los que tienen que detenerse para ello. También desconoce si cuando Anatoli se rasca el brazo lo hace extendiéndolo para mirarse cómo se rasca a sí mismo o si lo hace sin mirar

María José Carrasco, tras mes y medio recluida en el apartamento, deja de coger el teléfono. No contesta ni a familiares, amigos ni a gente de la editorial

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