Sunday 17 July 2011

DESACOSTUMBRARSE A MATILDE

Había sido difícil desacostumbrarse a Matilde, pensaba Martin de cuando en cuando, sobre todo cuando se despertaba y veía el auricular del teléfono yaciendo sobre las sábanas blancas, cuando se levantaba y recogía los restos de conversación de la madrugada anterior como quien recogía los platos sucios después de la fiesta. Había invertido tiempo en escalar por las piernas de Matilde, había sido una expedición costosa en la que se habían sufrido congelaciones que luego habían determinado amputación y antibiótico espiritual. La conquista de Matilde, o el intento de doma, o el trabajo que Martin llevó a cabo para hacer de Matilde algo comestible, algo con lo que se pudiera vivir, algo que no cortaba la leche. La consolidación de aquella presa gigante capaz de sujetar aunque fuese de forma temporal, el viento de piedra y carne viva que Matilde soplaba, había formado de alguna manera al hombre en su proceso. Martin era quien era por la evolución sufrida durante aquel periodo en el que construyó él solito aquel Canal de Suez, aquella torre Eiffel, aquel Caballo de Troya. Se habían empleado demasiadas herramientas y demasiados cálculos y encima se habían bebido todas las cantimploras restantes, se había usado carne propia para untar con yeso y cemento y levantar aquella pared, aquellos cimientos que luego sujetaron su voz, sus contestaciones, sus entregas, sus excesos, su manía de señalar las cosas con el dedo antes de nombrarlas. Martin era quien era en gran parte por la erosión sufrida durante el proceso, por el salitre que se le había adherido a las costillas, por todos los sellos que Matilde estampó en su pasaporte existencial. Y de cuando en cuando no es que sufriese nostalgia por la mujer ausente o por el desquicio vacante pero sí que notaba que le faltaba un brazo, la extraña sensación de caminar sin la rozadura del zapato, el vacío que había dejado el aparato en los dientes, la escopeta al hombro, los grilletes y la desnaturalización de las judías y la sopa de pescado

No comments: