Las gacetas de lo acuario, el término que se corroe sólo de ser pensado
Ella que venía como fibra de pelo ondulado, como síntoma de elemento obtuso
La inocencia de sus llamadas parecía estar programada, como sopa de rancho, como perro faldero
Se ajustaban cuentas en locales del sur del puerto, la bocanada negra, el mestizaje que armonizaba
Colgado en las cuerdas de tendederos. Se apostaba la gente sin camisa y sin estribo
A veces uno se pone a pensar en la incongruencia de algunas islas del pacifico, en el estado de semi
Dormidera en el que se encuentra el amanecer color pardo, el tigre y la hiena, los caramelos de menta
A sabiendas de que las cosas no acaban, de la permanencia del tiempo y el movimiento circular
La luna que sabe a paquete de ganchitos naranjas, a culebra de esparto y Martín pescador
Los camiones cargados de troncos pasan por delante de la gasolinera sin dejar rastro ni saliva
Ay de mí que levito en mi encierro! Ay de mi que a través de los barrotes negros, en la torre del oro, donde
La tierra está hueca de túneles y donde la ausencia de gritos y tormentos encandila las pausas, ciertos momentos
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