I imagined people at breakfast, people who know each other intimately, probably a husband and a wife, speaking in unfinished sentences, in grunts, in coughs, as people do, particularly at that time of day. And I wondered what it would be like to sit down at that kind of dialogue, in which sentences are rarely completed and thoughts are rarely followed up and one person is not really listening closely to another. That’s all I had. And that’s when I began writing - Don Delillo
Monday 9 January 2012
LAYLA BY ERIC CLAPTON AND WYNTON MARSALIS
Hacía falta intervenir bancos y apagar incendios de la misma manera que hacía falta escuchar a Eric Clapton tocando Layla con Wynton Marsalis. Más lo último que lo primero. Hacían falta vacunas para enfermedades terminales tanto como hacía falta escuchar aquel solo de trompeta que desafinaba queriendo, ya en la segunda parte, cuando rompía la melodía a sus anchas para luego volverla a construir en el momento más inesperado, cuando el edificio se venía abajo y a punto estaba de golpear el suelo, en el último segundo del sueño de una vida que luego resultaban ser más vidas. Luego el compás se frena y se convierte en Nueva Orleans, cuando Eric Clapton y Wynton Marsalis se miran sin mirarse, balanceando sus cuerpos a cámara lenta, al compas de una música que deriva cada dos por tres, que produce tsunamis por asociación, que quita vidas lo mismo que las da, que desatasca semáforos en verde y que ilumina ciudades de cemento armado
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment