Thursday 24 November 2011

LA URBE

El sistema nos venía grande. Tanto Alicia como Bartolomé como Jasek Prudome habían encontrado dificultades a la hora de elegir. Habían escrito cartas al Consejo con la esperanza de que alguien pudiera compartir las nuevas ideas que para el grupo se antojaban necesarias. El Consejo tenía todo programado. El Sistema preveía estos intentos de anticipación. Sentados en la mesa de la taberna que había a las afueras del conglomerado, los tres personajes se dejaban encender por el sabor de la cerveza tibia. El puente que cruzaba a la ciudad había sido despejado. Cientos de metros de profundidad descendían debajo de la piedra por la que durante el día pasaban los caballos, burros y carretas de los mercaderes. Se vendía plástico en la ciudad, se vendía aluminio y poliespan en la urbe de cristal y acero. Alicia hubiese preferido que alguien de los de adentro modificase su código. Las opciones que el sistema le brindaba no le parecían lo suficientemente atractivas. La relación de pareja, la elección sobre el número de hijos a tener, el trabajo a desempeñar, el nombre y colegio de cada niño, las novias y novios que tendrían llegada la adolescencia, los problemas a solventar, la forma de solventarlos, la casa sin jardín en el campo, el segundo coche, el ático por construir, las inundaciones en el corazón, el incendio en la garganta

No comments: