Tuesday 1 November 2011

TOS SECA

Un ataque de tos que le sobrevino a la mujer del vestido rojo justo al entrar a la bombonería donde Madame Altemir juraba y perjuraba no saber nada acerca del secuestro que según se decía por ahí, la todavía adolescente hija del señor Montierre se había auto-perpetrado. La identidad de la mujer del vestido rojo que sufrió el ataque de tos no nos interesa tanto como la forma con la que ejecutó el mencionado ataque. Doblando la cintura, llevándose ambas manos al pecho, reclinando la cabeza ligeramente hacia el suelo, parecía hacer uso de su cuerpo como si se tratara de un instrumento de viento. A Madame Altemir le parecía de muy mal gusto que alguien entrase a una bombonería tosiendo de aquella manera. La señora del vestido rojo decidió no excusarse al respecto pues consideraba que un acto involuntario y fisiológico como aquel no requería disculpas. Había entrado a comprar bombones de chocolate negro rellenos de trufa y miga de torta. Madame Altemir solo comía chocolate con leche. A punto estuvo de preguntarle si pensaba volver a ponerse a toser de aquella manera. Detrás del mostrador y de las vitrinas donde se exponían los bombones, un espejo con marco ornamental reflejaba a las dos mujeres. La señora del vestido rojo creía ciegamente en el destino. No sólo había entrado tosiendo sino que además había coincidido con Madame Altemir quien en ese preciso momento hablaba de la hija del banquero Montierre y el supuesto auto-secuestro. La adolescencia era una época difícil de interpretar, se dijo visualizando los bombones requeridos y dudando sobre la cantidad a comprar

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