Thursday 10 November 2011

Y NO VOLVÍ MÁS

Se presta menos atención a la realidad que al soporte en sí. Se construyen estructuras de platino y suspiro, se hacen paredes viejas con cemento armado y placa de acero. Se estiran presupuestos en busca de ese plus de seguridad, de ese corral de marfil donde las gallinas y los cerdos caguen a sus anchas y donde la temperatura atraiga a las moscas. Hacen falta líneas a seguir, proyectos, que alguien dibuje algo en el horizonte para poder desviar la vista del ataque de tiempo que se tiene alrededor. Que la gente se lleve la mano a la frente y aviste la dirección a seguir, los pagos de la lavadora y el sofrito colateral, las quemaduras en la planta de los pies y la dentadura postiza. Hay veces que uno se pregunta por todas aquellas mujeres que no se folló. Una esfera de cuerpo de mujer, un pétalo de goma, una estancia sin huesos, una escasez de materiales que sostener. Haría falta gelatina y dejadez, liquidez y cama elástica. Harían falta universidades con agujeros por donde cupiese la costumbre del excremento idolatrado. Renunciar a la necesidad del plan de la misma manera que se renuncia a la catedral y al cartabón. Desechar el andamio y el puntal para poder desechar luego todo eso que se pone encima y que hace de la estructura una necesidad engañosa, una sombra chinesca, un cúmulo de representantes de ventas, de gente que entristece segundos y prostituye caricias

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